Piso de Alexander

El lugar donde vive Xander es un piso de alquiler de unos modestos 50 m cuadrados en un quinto piso. Está alejado del centro de la ciudad y de los molestos coches que pasan a todas horas.
Es un piso normal, de suelo de tarima frlotante y paredes de colores suaves como blanco hueso, azul o crema.
Se compone de un recibidor que realmente es un poco del pasillo cerca de la puerta. Tiene una cocina separada del pequeño comedor con unos biombos de papel. El comedor es pequeño, tiene una mesa redonda con cuatro sillas, está enfrente de una ventana que permite ver el exterior. El salón, también modesto solo con un sofá, una mesa de cristal donde hay una barra de quemar incienso y una estantería con libros y encima de esta un pequeño jardín zen. No tiene televisión ya que no le gusta esa dependencia que se crea a la caja tonta.
Lo último es un baño y su habitación; su pequeño santuario personal. Aquí hay una cama individual contra la pared. A sus pies y por toda la pared se extiende un escritorio con una ventana encima que sule estar tapada por unas cortinas. El escritorio no tiene demasiadas cosas ya que Xander intenta tener cuantas menos posesiones posibles.Hay otra barra de quemar incienso, una figurita de un Buda de madera, una lampara de luz tenue, un portátil y cuando no está con Xander una cámara. Además hay un armario empotrado en la pared y en el suelo está estendida una esterilla que recuerda al bambú para sus ejercicios de Yoga naturales.
Por supuesto todas las bombillas son de bajo consumo, sus electrodomésticos tienen el sello A++ y su basura está cuidadosamente separada en orgánica e inorgánica, e incluso vidrio, papel y plástico. En otras cosas, la casa está llena de fotografías de diversos temas pinchadas en corchos o simplemente repartidas por ahí.

Después de acabar de guardar la última camiseta, de colocar la última foto y revisar que todas las bombillas fueron cambiadas cogí mi cámara, dispuesto a salir a explorar la ciudad. Pensé en que sitio sería el mejor en visitar primero. Aunque no importaba tanto cual fuese el mejor sino al cual me apetiese ir. Si, el parque debía ser mi destino.
Justo antes de abrir la puerta para marcharme me vino una repentina idea y corrí a mi habitación a por mi pañuelo azul. ¿Dónde me lo pondría hoy? Bueno, podría pensarlo detenidamente por el camino. ¿Tal vez en la pierna derecha? Hoy me apetecía un lugar especial, para estrenar esta nueva vida. Hoy debía sacar muchas fotos.
Ya sin más preámbulos, salí de casa, rumbo al Parque Central.