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me gusto !!!!
^^
siguelo!!!!
esta muy bien lisel^^

Gracias lis. Tú seguir o yo matar .

Moola mucho, que son ¿ángeles, o que?

Sigue pronto,
Yondy.

Gracias a los dos ^^

O.O Yondy... buena idea!! (al principio pense en q el era un angel guardian y la chica una humana, pero... me lo pensare xD)

Ahora mismo voy a poner otra historia, y esa si esta pensada xD
Solo dejame que la pase la ordena xD

:O O.o O.O o.O

Mola esa idea del angel guardian, si, yes, yeeah.

Sigue!

Y aquí esta la siguiente parte... después de todo, en vez de escribir la de Daniel, terminé escribiendo esta
Ya la tengo escrita casi entera, así que es muy cortita (increíble en mi O.O) XD
Espero que os guste ^^

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La niña corría, intentando dejar atrás su hogar, sus padres, su hermano. Las lágrimas rodaban por sus mejillas, disolviéndose al viento, mientras sus jadeos resonaban por las calles vacías. Cayó, y se hizo una herida en la rodilla. Sangre, lágrimas. Dolor. Se levantó, y siguió corriendo, tratando de escapar de algo imposible. Intentando escapar de su propia vida.
Ahí fue cuando bajé. Le había estado observando durante sus cinco años de vida, todas sus acciones, sus palabras. En muchos sentidos, la conocía mejor que ella a sí misma. Desde luego, mejor que su madre.
Ella me encontró sentado en un banco en aquella pequeña plaza que desde entonces se convirtió en su santuario. La miré, y me levanté a su encuentro.
-Habría que curar esa herida, ¿no crees, pequeña? -dije, con mi voz de adolescente. Por aquel entonces, aparentaba catorce, quince años.
Ella se asustó, “nunca hables con extraños”, pero, con la sabiduría propia de quien mira con el corazoón y no con los ojos, me observó, y creyó en mi. Ciegamente, fielmente. Como solo un niño sabe creer.
Yo le intenté curar las heridas. Algunas, las exteriores, conseguí cerrarlas, pero las heridas interiores eran mucho más profundas. Le sostuve, contra mi pecho, acariciándole el pelo, secando sus lágrimas con mi camiseta.
-Todo se va a arreglar, Lux. Mi luz. -le susurré al oído.
Y ella me creyó.

Desde entonces, yo cuidé de ella. Como un hermano mayor; si su madre se olvidaba de ella, y no iba a buscarla al colegio, yo siempre la encontraba con la carita melacólica, sola, en las escaleras del colegio, y, sonriendo, al llevaba a su casa cogida de la mano. Si, por las noches, el sonido de una discusión hacía que no pudiese dormir, yo me colaba por la ventana de su habitación, y la abrazaba, susurrándole nanas al oído hasta que sus sollozos enmudecían Así pasaron dos o tres años, hasta que ella no necesitó un hermano mayor.
Con lo que me convertí en su mejor amigo.

Seguía manteniendo mi aspecto de chico de catorce años, pero ella nunca me preguntó por qué no crecía como su hermano.Y yo no se lo expliqué. Aún no.
Cuando Lucía tenía ocho años, sus padres se separaron por fin. Su padre, alcohólico y parado, se marchó de la ciudad. El resto de la familia se quedó, intentando hacer su vida normal. Y yo les observaba, desde las sombras, a plena luz. Odiaba abandonarla, y sólo lo hacía cuando la Autoridad me llamaba.
_________

Bueno, lo dejo aquí... ya pondré mas ^^

Ya veo lo que es la Autoridad ^.^, sí, lo tengo más claro que tú xDxD Mola, la historia de Miki xD .

Sigue.

como mola!!

Pues el muchacho me recuerda a una imagen que encontré el oro día por ahí... verás...



Es una pasada!!


me encata la historia...

te ordeno que sigas!!